sábado, 18 de octubre de 2014

"Si el plan A no funciona, recuerda que el abecedario tiene 26 letras más."

Bueno, esta es la primera entrada del blog y ya estoy faltando a mi palabra. No me voy a excusar porque, sinceramente, ¿serviría de algo? Pues eso. Aún así, voy a contaros—si es que hay alquien que este leyendo esto—por qué no he escrito nada. No ha sido por falta de tiempo, sino por un odioso y enorme bloqueo de escritora. Me ponía a escribir y, simplemente, no salía nada. Llevo así desde que publiqué la entrada para dar la bienvenida al blog. Pensaréis que ya he superado el bloqueo, porque estoy escribiendo aquí, pero no. Esto es un ejercicio más de todos los que hay por internet acerca del tema. El ejercico consiste en buscar una frase o una imagen que sea realmente inspiradora. Yo he investigado, y después de cinco interminables, desesperantes y  agotadores minutos (no exagero ni nada...) he escogido la frase que encabeza esta entrada.

"Si el plan A no funciona, recuerda que el abecedario tiene 26 letras más."
Es interesante. Parece una de esas frases que te hacen pensar, aunque sea un poquito. Yo creo que tiene razón. Los humanos, por regla general, pecamos de catastrofistas, por muy fuerte que suene la palabra. En el momento en que no nos sale algo como lo habíamos planeado, nos hundimos. No somos capaces de ver que en toda oscuridad, siempre hay un rayito de luz, por pequeño que este sea. 
Debo decir que acabo de leer este último párrafo y dios... parece un discurso de una secta o algo así. A pesar de eso, no lo borro, no me va lo de auto-censurarme y menos en pleno bloqueo.
Ahora en serio, no podemos pensar en que algo pueda salir mal y anticiparnos a eso porque, si lo hacemos, estaríamos creando otro "plan A". Tenemos que meternos en la cabeza que dentro de una opción hay infinidad de oportunidades y que si no somos capaces de elegir otro camino cuando el que seguíamos se ha torcido, es que no hemos evolucionado tanto como se cree. 
Me explico: supongamos que queremos ir a un determinado lugar un día "x" a una hora "y" (prometo que no es un problema de matemáticas), pero justo ese día y a esa hora, tenemos otro compromiso, una cita médica , por ejemplo. La reacción humana "normal" sería cabrearse y sentirse frustrada pero, lo lógico, y puede que también lo sano, sería aceptar esa realidad trazar un plan B en el que cambies el día "x". Si lo poensáis, es lo que acaba sucediendo después de todo lo del cabreo y demás. 
Dicho esto, no voy a dar más la brasa, no por falta de ganas, sino por clemencia hacia todas aquellas personas que, por suerte o por desgracia, se han leído toda esta parrafada. Solo espero no haberos hecho pasar un rato demasiado aburrido.

...


¿Se nota que no se despedir una entrada?

Pues eso.