domingo, 30 de noviembre de 2014

Exámenes, café y otras drogas.

Bueno, a juzgar por las fechas en las que estamos y la hora a la que estoy publicando esto, supongo que adivinaréis sin esfuerzo la razón de mi demora en las publicaciones. Exacto. Estoy en EXÁMENES (chan chan chaaaaan *música de terror*) Es por esto, bueno, por esto y probablemente también por los litros de café que llevo ahora mismo en el cuerpo cual mulero contrabandista, que voy a escribir sobre eso: los exámenes y, por extensión, el sistema educativo que nos imponen. Resumiendo, que voy a medio despotricar (o voy a despotricar del todo) sobre la mierda que nos meten en la cabeza desde pequeños y que nos hace convertirnos en loros o papagayos de circo.
La verdad sobre los exámenes es la siguiente: no sirven para absolutamente NADA. Bueno, miento. En realidad sí sirven para algo. Sirven para estresarnos, para hacer que se nos caiga el pelo y para enriquecer a las empresas cafeteras. Habrá profesores que digan que son útiles para "evaluar al alumnado y calificar su esfuerzo y dedicación a la materia",  pero esto es una mierda que se han sacado de la manga como excusa para no tener que evaluar esos ámbitos de verdad. ¿Quién te dice a tí que yo no he estudiado o no me he esforzado solamente por no haber puesto las respuestas correctas en ese trozo de papel? ¿Cómo puedes evaluar tú si yo he aprendido o no, si lo que esperas es que suelte en esa hoja toda la parrafada que has dado de mala manera en clase? Memorizar como posesos y vomitar en un examen aquello que nos hemos metido en la cabeza a base de repetirlo una y otra vez. Gran sistema educativo el nuestro.
Todos hemos pasado por la etapa de estudiante, aunque a algunos les ha todaco aguantar esa fase más que a otros. Aún así, creo que todos coincidimos en lo mismo: no nos preparan para la vida, ni para los cursos superiores ni para nada.
Cuando empezamos a ir al colegio, nos dedicamos a pintar. Pintamos casas, árboles, aminales, más casas y más árboles,... Pintamos por la mañana, por la tarde, en casa, en el colegio y hasta en el médico. Pintamos con ceras y según vamos creciendo nos van dando acceso a otro tipo de materiales como los rotuladores o las témperas. Y pintamos con "rotus" y con acuarelas, en papel y en cartón, y hacemos collages y recortes de dibujos. Y al final nos salen los dibujos por las orejas y los odiamos fuertemente.
Luego, a la tierna edad de 6 añitos, empezamos a ir al "cole de mayores" y aprendemos números y leemos y hacemos fichas, muchas fichas. Hacemos fichas de las tablas de multiplicar y repetimos una y otra vez las tablas con esa característica musicalidad. Hacemos fichas de las letras y de cómo van unidas. Hacemos fichas de los nombres de las cosas en otros idiomas. Y repetimos y repetimos todo contínuamente. Según vamos creciendo, nos vemos obligados a repetir cosas más largas. Repetimos la historia del mundo, los reinos que dividen a los seres vivos,...
Y a los 12 años (o más tarde, dependiendo de lo bien que se te dé memorizar y repetir cosas) empezamos a ir al "insti" que es como "el cole de mayores" pero con profesores más gruñones, madrugones más grandes y mochilas más pesadas y desgastadas. Allí ya no hay fichas ni "rotus" y las cosas que hay que repetir son mucho más largas y complicadas. Allí lo que sí hay son ejercicos. Los hay de álgebra y trigonometría, de sintaxis y análisis de palabras, de biología, física y química. Hay libros de lectura obligatoria, sin importar si te gusta leer o no. Y te preguntan por la "equis" o por el tiempo que tarda un tren en llegar a no se qué punto. Y te dicen que tienes que memorizar a diario, pero no te enseñan cómo. Te echan la bronca cuando no sabes una cosa porque nadie te la ha explicado antes y te castigan con suspensos por no haber repetido las cosas del todo bien.
Y así, repitiendo y vomitando conocimientos que a la semana olvidamos, llegamos a bachillerato. Allí ya no sirve el memorizar. Ya no vale el repetir las cosas sin entenderlas. Y tienes que aprender en dos días cómo se hace eso de estudiar a diario, entendiendo las cosas y no memorizándolas. Ese es tu objetivo y si fracasas, te apartan y te tachan de "vago".
Este es nuestro sistema educativo. Así es como nos tratáis desde pequeños. Supongo que hay más, pero si dejase prueba de ello no tendría espacio suficiente ni en este blog ni en toda la red. Lo que sí quiero dejar por escrito es la siguiente lista de verdades universales, de esas que van con el zero conditional:
-No sabemos estudiar a diario porque no nos habéis educado para ello y no podemos aprender en dos días.
-Los exámenes no son precedente para calificar nuestro esfuerzo ya que son fácilmente aprobables con chuletas y fácilmente suspendibles con estres estudiantil.
-No es sana la presión a la que nos sometéis con esa política de "sed los mejores memorizando u os apartamos del camino educativo como a una espina de pescado"
-No nos gusta que nos digáis "Hay que esforzarse más para el siguente" porque no tenéis ni idea del esfuerzo y tiempo que invertimos estudiando.
-Necesitamos tiempo para vivir, para dormir y para ver la luz del sol (o sentir el frío del viento, depende de la época) y si apelotonáis todos los exámenes en dos semanas, no podemos hacer eso.
-No es que nos quedemos dormidos en clase en las primeras horas, es que después de tanto café y horas de estudio, nuestro cerebro se desconecta involuntariamente.
-Los mínimos esos de "menos de cuatro no hace media y suspendes la evaluación" son ridículos y desmoralizadores y deberían desaparecer igual que desaparece nuestra vida social en época de exámenes.
-Queridos profesores, por sonreir no os vais a morir y por ser amables tampoco. Esto no se aplica a todos los docentes, cierto es, pero si hacemos un censo, la media de "profesores agradables" es de diez por cada cincuenta.
-Nosotros tenemos fecha límite para la entrega de trabajos y exámenes y no es justo que luego vosotros tardéis en corregirlos más que Ulises en llegar a su casa. Entiendo que somo muchos, pero nosotros también tenemos muchas cosas que hacer, estudiar y entregar y aún así lo hacemos a tiempo.
Resumiendo y ya para acabar esta parrafada: este sistema educativo está mál hecho, y yo tengo sueño y supongo que todos los estudiantes ahora mismo también lo tendrán. Así que, buenas noches o días o tardes, dependiéndo de cuándo estés leyendo esto.
P.D.: deberias estas estudiando y lo sabes.
P.D. 2: ya me callo.
...
Sigo sin saber despedir las entradas.

2 comentarios:

  1. Entiendo que estés enfadado con el sistema educativo, pero en algo te equivocas: los profesores no tienen la culpa de cómo es. Solo le limitan a cumplir su trabajo tal y como les piden y, por desgracia, a ellos también les piden resultados. Los profesores también cuentan con estrés, con plazos límite y con todo ese tipo de cosas de las que te quejas. Y, aunque por fortuna me cuento entre las "amables" a las que citas, muchos otros no son tan amables porque por desgracia tienen más estrés del que los alumnos podéis llegar a imaginar. No es fácil entrar a hacer una guardia a un aula con treinta alumnos de trece años de los que no sabes ni el nombre y de los que tienes que hacer de niñera durante casi una hora. Si no me crees, inténtalo.

    En fin, he llegado a tu blog por una recomendación por twitter y me gusta cómo escribes, pero no tus motivos para quejarte. Los estudiantes tenéis muchas cosas de las que quejaros, pero las que pones aquí no son las más importantes.

    Y a pesar de que la palabra "suspendible" no existe y de que te faltan algunas tildes en tu escrito, seguiré tu blog porque me parece interesante.

    Un saludo de una profesora con ganas de enseñar.

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    1. Querida Laura, tienes razón en muchas cosas y lo reconozco, quizá, me pasé un poco. Imagínate mi situación en ese momento: eran las tantas, llevaba todo el día estudiando y estaba cansada. Necesitaba desahogarme y para eso, entre otras cosas, está el blog. ¿Qué se me calentó, como quien dice, la cabeza y acabé quejándome de todo? Puede ser. Yo no soy profesora, por lo que desconozco el estrés al ue estáis sometidos. En cuanto al problema del que hablas sobre las guardias y los treinta niños por clase, de eso tiene, en gran parte, la culpa el sistema educativo que lo permite.
      Como ya he dicho, esto está escrito a las tantas y sin ningún tipo de revisión, de ahí la falta de tildes y demás. En cuanto a la palabra "suspendible": Quevedo también se inventó palabras y le consideramos un grande de la literatura. El lenguaje es algo vivo y como tal tiene que evolucionar. Con esto no estoy disculpado, ni mucho menos, el faltar al respeto a la gramática y al diccionario gratuita o voluntariamente. No obstante, soy una firme defensora de la invención de términos, pues sólo así evolucionará la lengua.
      Después de todo lo dicho, solo me queda darte las gracias por emplear tu tiempo leyendo mi blog y por ser tan crítica, pues sólo así se aprende. Espero que te guste y disfrutes cada vez más con su lectura.

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